“The Time To Run”, del joven compositor Dexter Britain, es una de esas obras construidas a la manera del “Canon en re mayor de Pachelbel”. Es decir, una pieza musical que se sostiene durante toda su duración sobre un colchón de cuerdas al que se van agregando diferentes arreglos: una especie de cajita musical, un piano, otros instrumentos de cuerda, y más. Todo se suma en capas de melodías diferentes que armonizan perfectamente y generan una sensación de paz, ideal para detenernos un momento y contemplar la belleza que nos rodea.

Gracias a la popularidad que ha ganado “The Time To Run”, Britain se convirtió en un nombre importante dentro de la composición de bandas sonoras, tanto de películas como de videojuegos. Para tener una idea del éxito de sus piezas, alcanza con decir que se han utilizadao más de veinte mil veces en los últimos dos años. Esta canción en particular apareció en proyectos tan disímiles que van desde publicidades y series hasta videos de bodas y otros eventos sociales.

Con apenas treinta años de edad, Britain es hoy un compositor consumado que, sin embargo, aprendió a tocar el piano de oído cuando era pequeño. También es autodidacta en la composición musical, y esto puede notarse en la frescura de sus canciones, alejadas de todo lo relacionado con la vana pomposidad académica. De esa manera ha logrado conectar con una fibra íntima en quienes lo escuchan, y ha llegado a trabajar con clientes tan importantes como la NASA, la Organización Mundial de la Salud, Nike, National Geographic. UNICEF, Google, Ralph Lauren, entre muchos otros.

Además de su talento, la popularidad se debe a que puedes descargar gratis cualquiera de sus canciones. Es decir que si tienes un proyecto que necesita música instrumental, sin dudas la obra de Britain es ideal y elevará la calidad del producto. Pero si sólo quieres disfrutar de su música en la comodidad de tu sillón, también podrás presionar play cuando lo desees y transportarte a un mundo donde reina la belleza.

Uno de los principales aciertos de “The Time To Run” es la combinación perfecta entre una melodía algo misteriosa e intrigante, y la armonía pacífica y relajante. Esas dos partes juegan a lo largo de toda la canción, al tiempo que se incorporan otros instrumentos y melodías que impulsan la pieza a nuevas texturas y límites. Es un in crescendo emocionante hasta que llega la sección de los violines y todo parece calmarse para, de nuevo, aumentar la intensidad de los arreglos, que desembocan en unos últimos minutos apoteósicos. Entonces, la tensión vuelve a subir, se agregan algunos sutiles golpes de platillos, y todo converge hacia un final a toda orquesta que nos deja con ganas de más.

La obra de Britain es la muestra perfecta de que la música es tanto de quien la compone como de quien la escucha, y de que no hay separación alguna entre compositores elevados y populares. A través de sus canciones, Britain parece decirnos que el arte es libre y que, bajo ciertas condiciones, cualquiera puede componer y compartir su propia música instrumental.