- Edvard Grieg fue uno de los pioneros del romanticismo de la música clásica. Sus composiciones retrataron una visión muy personal de los colores y sonidos que representaban para él la existencia. Escucharlo nos pasea por mundos encantadores, creados para generar imágenes y formas sutilmente recreadas a través de la mezclas de instrumentos y esa capacidad única que tenía para inmortalizar las sensaciones y emociones entre compases, notas y partituras.
- No se puede pasar por el romanticismo musical sin detenerse en Fréderic Chopin. Sus composiciones encierran el espíritu más nostálgico de este movimiento. La mayoría de sus obras son extensamente conocidas tanto por profesionales como inexpertos. Y es que la sencillez y belleza de sus piezas permiten que el público pueda disfrutarlas sin tener estudios profundos. El estilo musical que marca en cada una de sus creaciones se entiende con el alma.
- Unas notas de piano invaden nuestros oídos. Aparecen ante nosotros como desconocidas, en algunos casos; pero de alguna forma nos suenan familiares, como si hubiesen estado presentes en nuestras vidas. No acertamos a adivinar su origen ni de qué nos pueden resultar conocidas, pero al tratarse de Bach la respuesta parece obvia, su sonido está presente incluso en nuestros días.
- Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que “Para Elisa” es una de las piezas más conocidas de Beethoven. Esto no solo se debe a su belleza compositiva sino a que ha generado cierta polémica. El nombre femenino que figura en su título ha dado mucho de qué hablar.Son diversas las opiniones acerca de a quién dedicó el músico este tema. Unos dicen que estuvo inspirado en una pequeña aprendiz llamada Therese, que, por un error de transcripción, terminó siendo Elise. Sin importar su procedencia, es una de las obras más tiernas de la música.