Genre: Indie, Instrumental, Rock

Una breve revisión del catálogo musical de David Szesztay revela la versatilidad de este artista. Sus composiciones abarcan géneros tan dispares como el jazz y la música orquestal, el rock y el ambient, el pop o la música minimalista. En “Adios”, el artista húngaro elige de entre su amplio repertorio un único instrumento: la guitarra acústica.

Con una duración de menos de un minuto, “Adios” demuestra el poder evocativo de la música de Szesztay. Los acordes iniciales disponen una atmósfera tensa y sensual, que se acrecienta con la superposición de arpegios que llevan la voz cantante y evocan una atmósfera desértica, propia de un spaghetti western clásico.

Se trata de una pieza que, en un tiempo muy reducido y con recursos mínimos, estimula la visualización de una escena imaginaria. La pieza podría perfectamente acompañar a la imagen del protagonista alejándose a caballo de un pueblo desconocido y sin ley azotado por un criminal a quien acaba de batir en duelo. Allí radica el poder y el talento de Szesztay: su música no está pensada solo para ser escuchada sino para ser vista.

Cada pisada y cada acorde que nace de la guitarra bebe directamente de diversas fuentes e influencias: la música cinemática de compositores como Ennio Morricone, el folk vernáculo de artistas como Johnny Cash o Leonard Cohen y las tradiciones ancestrales de la música balcánica e incluso la música gitana.

La estética de Szesztay es una que reconoce sus influencias, las deconstruye y toma de ellas los elementos necesarios para forjar algo nuevo. Bajar mp3 gratis de este tipo de música con un carácter narrativo resulta ideal para acompañar un cortometraje (no comercial) o una sesión de escritura narrativa. La música potencia la imaginación, cada nota es una puerta a una posible escena.

Más que una canción pensada para ser escuchada y descartada, “Adios” es una composición que se asemeja más a un estado de ánimo. Se trata de un tema instrumental. Esto quiere decir que, al prescindir de la voz y, por tanto, de la letra y del lenguaje, los sonidos se abren a múltiples interpretaciones posibles de acuerdo a la subjetividad de cada oyente.

A pesar de que Szesztay compone su música para determinados fines, esto no restringe la posibilidad de que el oyente interprete las composiciones fuera del contexto original para el que fueron planeadas. De esta forma puede medirse el talento del compositor: una pieza sin mayores pretensiones, que no se apoya en recursos rimbombantes ni en efectos de posproducción, logra entrar en la cabeza del oyente y despertar en él emociones propias del cine o del teatro.

A pesar de su brevedad y la aparente simpleza de la composición, es un motor que estimula la creatividad y causa un justo especial en el oyente.