Berceuse (cancion-de-cuna) es el nombre por el que se conoce esta nana melódica y acompasada que parece emular el vaivén del mar en una partida y retorno del mundo de los sueños —al que nos conduce— y la realidad —en la que estamos—; de la noche que avanza lentamente a su compás y del día que regresa con la aurora. A cada segundo esta obra pareciese narrarnos una historia o, mejor dicho, sonorizar la historia de nuestra imaginación. Esa que encontramos al cerrar los ojos y a la que llegamos invariablemente antes de dormir.

Eso explica su razón de ser. Su armonía avanza con un sonido magistral y adormilado proveniente de las notas del piano. Cada juego de compás es un acercamiento a ese mundo borroso y adorable de sueños imposibles, de universos imaginarios, de días distantes que nos permiten abandonar nuestro recipiente corpóreo y abrazar la imagen de ese exquisito mundo fantástico.

Como el mar, esta nana nunca se detiene. Jamás deja de avanzar e hilar un sonido envolvente que crea una atmósfera de sosiego. Cual araña, entreteje su melodía compacta, continua, llena de juegos sutiles que nacen de la variación del piano con sus notas graves y agudas.

Al cerrar los ojos, invariablemente, podemos alcanzar un estado de tranquilidad que nos mece y canta, cual madre a su hijo. Lo más interesante de Berceuse es que no necesita ser obvia para encantarnos. Ella se toma con mucha seriedad a sí misma. Posee arreglos ornamentales, silencios conjuntos, variaciones armónicas y compases hermosos. Por lo tanto, más que una nana, es una obra exquisita, muy bien pensada y capaz de transportarnos a la profundidad del mundo de los sueños.

¿Y tú, qué piensas de esta maravillosa obra de Chopin? Comparte en los comentarios, queremos saber lo que te gusta. Esta melodía es asombrosa y seguramente vas a querer incorporarla a tu biblioteca musical. Por ello, te recordamos que la puedes descargar gratis y dejarla de fondo mientras el mundo de los sueños aparece ante ti.