Es literalmente imposible no sentirse reconfortado al escuchar esta breve pieza. Desde el inicio nos sentimos abrazados y acompañados por algo que no podemos explicar. Esta música religiosa nos envuelve casi sin quererlo y no nos suelta hasta finalizar. El poder de su coro, la melodía que le acompaña, el suave compás de su armonía, en fin, todo confabula para hacernos parte de este momento que transcurre muy lentamente frente a nosotros y nos empuja a vernos reflejados en ese hombre de rodillas que escucha la voz de su Dios.

Y esa voz se cuela por nuestras entrañas, por cada rincón de nuestro espíritu y nos brinda el consuelo y confort que estábamos buscando. No podemos resistirnos ante su poder. Gracias a esta composición, las voces de los coros se elevan en medio de la cámara, los violines la siguen y nosotros quedamos conmovidos por todo lo que nos transmite. Esta oración calienta al cuerpo, alivia las cargas pesadas y aflora los sentimientos mejor guardados. Es una coral preciosa y capaz de sacudir nuestro ánimo de tal forma que solo deseamos escuchar con los ojos cerrados.

Jesús, Alegría de los hombres, fue escrita por Bach durante su estadía en Alemania. En principio, constituía una coral propia del protestantismo, pero es muy usual encontrarla entre la música católica y las ceremonias de su iglesia. Las razones son obvias. Esta obra genera un impacto inmediato en el oyente y lo absorbe en esa atmósfera que convoca a los peregrinos de Dios.

Para hacerlo se vale, especialmente, de los coros. Pero no cualquiera. Los matices que logra esta canción responden al encuentro de cuatro tipos de voces con sus respectivos instrumentos de orquesta. De esta forma, se vislumbra notoriamente las voces de contralto, bajo, soprano y tenor, todas entremezcladas con finalidades claras y capaces de absorber el ruido, los problemas y dolores del mundo hasta transformarlos en la energía e impulso que emula la voz del Señor.

Por la parte instrumentada de la orquesta también se encuentra un concierto a cuatro voces, producidas por trompetas, oboes, violines y fagot. Todos instrumentos capaces de generar sonidos intercalados, profundos y dulces que acompañan a los coros y se elevan a su ritmo, casi guiados por un toque divino.

A lo largo de la pieza se intercalan los instrumentos y estos crean una base melódica que constituye esa atmósfera envolvente y acogedora que no podemos evitar. Navegamos plácidamente a través de su sonido. Acudimos a su encuentro en cada ocasión y nos convertimos en náufragos voluntarios de su hechizo. Cada melodía está perfectamente hilada. En ocasiones esta parece independiente y sigue un destino propio a través de su compás, pero en otros momentos los coros la dominan y la seducen de tal forma que la doblegan hasta que convergen en una misma dirección.

De esta forma, si estás en búsqueda de una canción para aliviar tus tormentos personales o simplemente para encontrar un poco de paz y abrigo para el alma, esta melodía encantadora puede resultarte muy útil, especialmente por la capacidad que tiene para volvernos uno más de su mundo sin siquiera sentirnos forzados. Además, esta es una obra perfecta que puedes llevar a todas partes y descargar gratis en nuestra página web. También, si estás buscando música para tu iglesia esta melodía puede ser exactamente lo que necesitas.

En resumen, no tienes más que escuchar una vez esta célebre composición para convertirte en su fiel servidor y descubrir un maravilloso universo sonoro que, quizás, había pasado desapercibido a lo largo de tu vida. Recuerda que puedes encontrar mucha más música gratis en nuestra página web. Tenemos un gran repertorio de la mejor música clásica y nos encantaría que compartieras aquellas que sean de tu agrado con todos tus conocidos.

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