- Hay una imagen antiquísima y sagrada que data del hombre indefenso que suplica de rodillas ante su Dios. Es la oración como búsqueda de consuelo y escape del mundo terrenal. Quizás esta imagen nos remonta a la fragilidad de ser humano; al infortunio golpeando las fibras del hombre, al mundo sacudido por una poderosa turbación. Sin embargo, Johann Sebastian Bach parece haber observado esa imagen y decidido conferirle la melodía de una plegaria respondida. Jesús, alegría de los hombres, es la voz de Dios como respuesta a la persona que eleva su plegaria muda al cielo y recibe la energía y fortaleza necesaria para avanzar.