Hoy quiero presentarte un sonido más que conocido pero cubierto de una tradición e historia capaz de conmovernos en lo más íntimo. Sus instrumentos son suaves flores cuyos colores danzan al compás de los amantes y se nos aparecen solo para sellar el más grande de los enlaces del ser humano, el matrimonio.

En Occidente, una boda no es una boda si la magia de la música no acompaña el enlace de los amantes. Y es que muy pocas composiciones de la música clásica tienen un sonido tan encantador como este. La creación de Felix Mendelssohn ha trascendido sociedades desde hace más de tres siglos y nos permite concebir su melodía como un acto solemne y ornamental de amor y enlace sin importar la cultura o la sociedad en la que nos encontremos.

La secuencia de sus instrumentos y melodías se esfuerzan por repetir los primeros acordes cada vez que tiene ocasión y así dejarnos muy claramente el tema de esta obra. Las trompetas y violines trabajan en un dúo perfecto que va narrando el avance de los amantes hacia un mundo nuevo; atrás quedan los novios que ingresaron a la iglesia y ahora surge una pareja cuyo enlace matrimonial convierte en testigo a todos sus invitados, incluso a Dios.

Mendelssohn introdujo esta marcha en su obra “el Sueño de una noche de verano”, basada en la creación de William Shakespeare con el mismo nombre. En esta se describe un acto fantástico de enlace matrimonial, aunque no por esto se hizo popular su uso en ceremonias de este estilo. Fue en el año 1858 cuando sonó en la boda del Príncipe Federico III de Alemania y la Princesa Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha y allí sucedió lo inesperado: aquel sonido, con aquella gente y en ese momento específico generó la que sería, hasta nuestros días, una de las más hermosas tradiciones y ritos sociales.

No es para menos. El sonido de esta pieza pareciese despertar las flores, intensificar los colores y darle un aura solemne a una ceremonia que marca una etapa en la vida del ser humano. Precisamente esta marcha goza de elementos románticos y dulces, sus cambios describen maravillosamente la soltura del amor y la pasión frenética producida por el desbordamiento de emociones, vivencias y sentimientos que empujan a dos almas distintas a unirse para vivir como una.

No es raro que tal sonido haya calado tan hondo en las personas, especialmente porque está compuesto para repetirse cada cierto tiempo, casi como el estribillo de una canción pop, lo que facilita que su permanencia en el imaginario colectivo. Además, los instrumentos de los que se vale tienen propiedades perfectas para sacar el mayor partido narrativo a una ceremonia tan poderosa y cargada de un simbolismo profundo.

Por todo ello, la Marcha Nupcial de Mendelssohn forma parte de las grandes composiciones de la música clásica y ha sido parte de nuestra cultura como muy pocas melodías lo han hecho. Si te ha gustado este sonido, te invitamos a que nos cuentes tu experiencia con él en los comentarios. No te vayas sin compartirlo con tus amigos y, lo más importante, recuerda que puedes descargar esta música musica cristiana en nuestra página web. ¡Tenemos cientos de melodías esperándote!