La que escuchamos es una de las más poderosas oraciones de la música religiosa. Este cántico ha sido extraído del evangelio de Lucas y presenta una muestra exacta del ideario que María, madre de Jesús, vivió a lo largo de su vida. Este relato está marcado por la alabanza a Dios, el reconocimiento de la providencia, la misericordia, el cumplimiento de las promesas y el reconocimiento a los pobres y a los humildes.

Todos estos elementos son tomados de esta oración e incorporados a la música de iglesia por Jan Dismas Zelenka, quien ideó un entramado juego de voces, instrumentos y matices que se entremezclan en un perfecto latín para recrear la grandeza de esta oración. No es una obra hecha a la ligera. Cuando se presta oído y atención, nuestro espíritu se siente vulnerable ante la grandeza de lo que escuchamos. Cada nota, cambio, variación y tono es un paseo por la esencia que inspira a esta obra. En ella reconocemos sus elementos y descubrimos el respeto que este compositor le profesaba a su fuente de su inspiración. Por lo tanto, al seguirle la pista a su melodía, sentimos que escuchamos una historia sacra emitida por los mismísimos labios de sus protagonistas.

Es por esto que Magnificat es un claro ejemplo del esfuerzo y la dedicación que dedicaba Jan Dismas Zelenka a sus composiciones. Este sonido magnánimo, colosal, vivo y reconfortante invade nuestros sentidos y nos lleva a experimentar emociones y sensaciones únicas. Al escucharla nos sentimos pequeños en medio de un mundo enorme que viene a representar la inmensidad de Dios y su creación. No hay nada que se le escape a esta composición y esto la convierte en una de las obras de cabecera de este autor. Posiblemente esta sea una de sus obras más reconocidas y su extraordinaria manera de llegar a su oyente la posicionan como una obra que debes incorporar a tu biblioteca musical.

Si has disfrutado de esta melodía cristiana, no olvides dejarnos un comentario. ¡Tenemos mucho interés en tu opinión!