La que escuchamos es nada más y nada menos que una de las más importantes y conocidas oraciones de la iglesia Católica en honor a María, madre de Jesús. En su latín original e interpretada para nosotros, sus oyentes, con una clara y solemne devoción, es una melodía perfecta y hermosa. Esta pieza conecta con nuestro lado más espiritual, se desprende de cualquier atadura terrenal y, de hecho, carece de instrumentos o acompañamiento alguno pues su esencia persigue la individualidad, el ser en soledad alzando su voz hacia un cielo limpio que agradece su humildad.

Esta es una pieza que se disfruta en silencio, con los ojos cerrados y la mente lista para alcanzar un sosiego delicado y profundo. Conforme escuchamos, alcanzamos una profunda introspección de la mano de su cantautor, pues este, de alguna forma, nos purifica y ayuda a conectar con la esencia de esta fe. Su canto acapella, perfectamente entonado y afinado, nos narra entre versos, una historia de misericordia, redención, dulzura y esperanza. Una santa oración que se eleva en nombre de María con el único fin de agradecer y recibir compasión.

De esta forma, mientras habitamos en este recinto sacro y seguimos el camino que deja la oración, nos reencontramos con nosotros mismos y nuestra humildad. Sonreímos, aceptamos y deseamos un mundo más pacífico, una vida mucho más amable y luego de terminar, salimos deseosos de transformar la realidad en algo diferente.

Si tú también has experimentado esta sensación, por favor, déjanos en los comentarios qué opinas de esta increíble música religiosa. Creemos en el poder de la música y por eso esperamos que esta encantadora melodía te ayude a sentirte en armonía contigo mismo y tu entorno. ¡Sigue con nosotros y descubre muchas más historias y composiciones increíbles!