Es casi seguro que alguna vez en tu vida hayas escuchado las notas iniciales de esta sinfonía creada –casi- por los dioses. Es un rugido estruendoso que cautiva de inmediato a su audiencia y nos pasea por un mundo compuesto de emociones y alegrías, de sentimientos y dolores, todos juntos en un cóctel de sonidos que nos pasean por el mundo de este maestro de la música.

La quinta sinfonía de Beethoven es una de las obras más importantes de la música clásica de todos los tiempos y fue compuesta entre 1804 y 1808, en la época en la que el compositor se acercaba a los cuarenta años de edad y su vida empezaba a experimentar turbaciones debido a su galopante sordera. Además, el mundo se encontraba sumergido en una deriva producida por las guerras napoleónicas y la Viena en la que se encontraba Beethoven sufría fuertes sacudidas políticas.

Quizás inspirado en estos acontecimientos de su vida, el gran maestro esculpió una sinfonía que juega mucho con el poder que se acerca; el destino llamando a la puerta; la vida transcurriendo en un vaivén acelerado que desemboca en mundo entremezclado y cambiante. Todo esto se encuentra representado a la perfección en la variación de elementos sonoros de la pieza e incluso es capaz de generar una convulsión en los cimientos de nuestro mundo a través de su sonido.

Para lograrlo, esta sonata se encuentra orquestada principalmente por los sonidos dulces de la sección de viento-madera, con las flautas, oboes y clarinetes. A ella le responde —a lo largo de la pieza— los instrumentos viento-metal, con trompetas, trombones y timbales. Ya en este punto, se genera un sonido único que se fuga y coquetea, finalmente, con el grupo de cuerdas. Al sumar todos los componentes se produce una armonía compacta e imponente, que pasea al oyente por diferentes estados de la emoción y transmite la energía de su canto armónico.

Así, los movimientos sincronizados de cada una de las secciones aparecen muchas veces como reacción a los motivos temáticos que genera cada melodía. Inicialmente los instrumentos de cuerda avanzan —sin encontrar oposición—, en una lucha interna y pesada. Sin embargo, la percusión y la sección de viento aparece para relajar la pieza: los sonidos se matizan, todo se vuelve plácido y armónico en un camino momentáneo que se acelera y crece constantemente y nos envuelve en emociones preciosas. Así se mantiene a lo largo del tiempo y, con frecuencia, cada sección se intercala el protagonismo hasta concluir con la misma fuerza y rotundidad en un compás acelerado que sentencia el fin de la obra.

Si esta gran obra de la música clásica de todos los tiempos ha calado muy hondo en tus sentimientos y emociones, recuerda que la puedes descargar gratis al igual que muchas más composiciones de música clásica y diferentes géneros. No te vayas sin dejarnos un comentario acerca de qué ha significado para ti esta melodía y recuerda que la magia de compartir música es capaz de abrir los corazones de las personas. ¡Comparte tú también esta increíble joya!