Hay melodías que evocan una profunda introspección, un choque rotundo que nos enfrenta a los recuerdos acumulados por el tiempo y nos obliga a entablar conversación con ellos. Estos sonidos, una vez inician, no nos sueltan, no se detienen. Cada uno de ellos, crean un viaje que, en este caso, dura cuatro minutos y nos pasea a través de la añoranza y la ausencia, solo para soltarnos al final de un acorde, de una nota, de un sonido que muere y cuyo eco dura un instante y luego cesa por completo. Y en el silencio posterior, volvemos a la habitación con la mente resonando y el espíritu sacudido, pero en paz.
Esta pieza tiene un valor incalculable. Su belleza, perfección y la dosis justa de alegría agridulce, de tristeza melancólica, en suma, de ese sonido ininterrumpido que arranca de las teclas del piano durante cada pulsación hasta hacerlas rugir con la voz del alma atormentada que, nota a nota, se desprende de sus demonios y tormentos, gozos y angustias, de todo cuanto lleva consigo para reconciliarse con el ayer y afrontar el cambio.
A lo largo de su vida, Frédéric Chopin compuso grandes obras. Esta es una de sus piezas más emblemáticas, aunque no la única. Posee una larga lista de melodías para el buen piano, pues siempre fue su mejor vehículo para evocar sentimientos que, en principio, parecen contradictorios, pues llegan a través de acordes agradables, suaves y dulces; no obstante, en simultáneo, resuena el estruendo de las notas graves, angustiosas y pesadas, lo que crea una armonía bien pensada, madura y capaz de mantenernos allí, fijos, disfrutando cada segundo de su sonido.
Es en la variación de esos sonidos —que Chopin lograba arrancar del piano— lo que convirtió sus piezas en eternidad, en trascendencia ante el tiempo hasta convertirse en un lenguaje que todos interpretamos desde nuestra propia percepción, con los ojos cerrados y el alma abierta.
Por eso te invito a bajar en mp3 esta canción. Deja que suene en tu reproductor, cierra los ojos, siente tu respiración y escucha la voz que viene de tus entrañas, ese sonido que habla de tu esencia y no puede seguir callado.
Luego de escucharla, por favor, cuéntanos en un comentario cómo fue tu experiencia. ¡Estamos ansiosos por saber cómo te fue con esta gran melodía y los colores, imágenes o sentimientos que despertó en ti!
Nestor –
EXCELENTE!!!
Jimmy –
Quiero aprender a tocar piano, deleite para mis oídos.
fernando canavire –
Excelente música! ya nadie compone así, esta música llega al alma.
elhio uzumaki –
Cuando seleccione música clásica pensé que esta pieza seria la primera. Pero claro estaba necesitando al buen Chopin , siento como si la notas no salen del piano sino de mi.
Margarita –
¡Qué página tan hermosa! Amo a Chopin y me encanta escucharlo mientras leo poesía, me ayuda a conectarme más con las palabras.
Gracias infinitas.