Cuando Sublustris Nox compone lo hace desde el reino del misterio. Tiene en su poder un armario de pesadillas, una biblioteca repleta de sonidos angustiosos y cargados de intriga. Es fácil distinguir su toque ya que en cada una de sus obras mantiene una idea sólida y conceptualizada alrededor de una estética terrorífica e inquietante, como si en cualquier cruce o puerta fuese a aparecer algo o, más bien, alguien. Un alguien dispuesto a perseguirnos hasta atraparnos, aunque no lo hará de forma rápida.
Esa sensación de persecución y ese afán constante por generar sonidos de acecho está ideado para una estética cyberpunk repleta de contrastes tecnológicos y decadencia, de ruido y podredumbre, de una alerta permanente que se mantiene a lo largo de la experiencia y el ambiente que crea. Mientras se escucha esta creación, a veces pasa desapercibida las variaciones y cambios que posee, esto se debe a que su sonido es uniforme y los arreglos que se van incorporando son tenues, tanto que no se perciben rápidamente. Sin embargo, a cada segundo, este instrumental sufre mutaciones, se incorporan elementos y se van afianzando las sensaciones que produce.
Así, conforme avanza la pista, el sonido se hace más robótico y desafiante, la velocidad aumenta y los espacios de calma se reducen lo suficiente como para sumergir al oyente en un mundo que no puede dominar, en un mundo diferente y que lleva por nombre Dungeon Dance.
Podría ser irónico que el título de esta canción contemple el baile, puesto que da la sensación de que no produce tal cosa. Sin embargo, esta idea es bastante errada. Dungeon Dance tiene su propio tempo. Al ser capaz de crear un ambiente tan cargado y fiel a sí mismo es natural que contemple su propia visón de lo que es una danza y el tipo de baile que desea se realice en ella.
La suya es una danza que nos hace movernos en círculos, sentirnos en un laberinto infinito, caer en trampas y toparnos con cientos de encrucijadas. Constantemente nos vemos a nosotros mismos correr mientras nos persiguen las sombras de enemigos. Cada sonido pareciese obligarnos a defendernos de golpes invisibles y avanzar precipitadamente hacia la cima. Es por esta razón que esta pieza pareciese encajar a la perfección con los videojuegos. Su estructura está edificada para hacernos sentir en una mazmorra, controlando a un personaje presto a la aventura y que, al igual que nosotros, va a sufrir el recorrido de este universo repleto de aventuras, obstáculos y una odisea digna de vivir.
Este instrumental está creado a la perfecta medida de aquellos que necesitan descargar música para incluir en sus videojuegos. Su misterio natural es perfecta para este tipo de producciones y te permitirá, como creador, darle ese toque que necesitas para crear la atmósfera envolvente de cualquiera de los niveles de tu creación. No olvides que Dungeon Dragon está bajo una licencia CC BY-SA, así que dale crédito a su autor cuando la uses.
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