No hay rincón al cual no logre acceder el rap. Jamás duda y sin ser pretensioso se cuela en tu reproductor de música. Su sonido se gana tu corazón y lo hace de forma genuina pues es el resultado de narrar, en versos, sus propias vivencias. No teme ser osado, egocéntrico ni sentimental; es puro, real y se vale de su propia capacidad de expresión para volar alto hasta llegar a tus parlantes y retratar los sentimientos más reales. El rap es arte, por eso está escrito desde el arrebato espontáneo y visceral de las emociones, y las palabras precisas de la razón. Es arte y J-Scene demuestra que su sonido busca, incansablemente, llegar a serlo.
Rapholico se describe a través de su propio ritmo. Su esencia la compone el punteo de una guitarra fundida en el bombo y caja que marca el compás por el que avanza la voz de J-Scene, la cual es un tanto nasal y en cada verso pareciese gastar hasta el último gramo de oxígeno que almacenan sus pulmones. En esta pieza también se incorporan los platos y el scratching del dj, lo que nos lleva a las raíces del rap y le confiere un toque underground de la vieja escuela. De esta forma logra mantener una estructura agradable e interesante que nos lleva de paseo a través de las calles de una ciudad de versos.
Y ya que hablamos de versos, la composición de Rapholico bebe mucho del represent hispanoamericano, ese que lleva al rapero a competir consigo mismo y a rimar acerca de su personalidad, la forma en que percibe su entorno y aquello que representa su capacidad para hilar rimas sobre el beat. Esto explica que el contenido lírico de esta canción narre un poco del proceso que experimenta J-Scene antes, durante y después de drenar sus pensamientos sobre el instrumental. En cada verso hay una idea encadenada a la siguiente, casi como si fuese un párrafo con muchas comas y un solo punto.
Darle la oportunidad a este beat es hacerse un favor. Su sonido es una invitación para descargar en mp3 y llevarlo a todas partes, especialmente cuando avanzamos por las calles de nuestra ciudad, por su transporte público o de camino a la fiesta del viernes. La melodía fresca que forma parte de su ADN te permitirá relajar tu cuerpo y sentir el ritmo introduciéndose en tus huesos.
Para cualquier momento o situación, Rapholico puede ser la pieza que necesitas. Es fresco, adictivo y repleto de un flow propio que no teme expresarse ni hablar en voz alta. Jamás duda de sus pisadas y se mueve como el más fiel instrumento para esos días en los que solo hace falta un sonido agradable con el que iniciar la semana. No prives a tu rutina del sonido de esta canción. Al sumarla a tu reproductor descubrirás lo útil que puede llegar a ser en los momentos menos esperados. Déjate llevar por su sonido y disfruta perdiéndote entre sus versos y mezclas sonoras…
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