Apenas inicia esta extraordinaria música religiosa encontramos al fiel violín en primer plano. Valiente y vital instrumento encargado de llevar esta narración sagrada y poderosa. Aunque es protagonista, junto a la trompeta y otros instrumentos de viento, el peso de la obra lo poseen esos potentes coros que mezclan tonos y voces de hombres y mujeres por encima de los sonidos instrumentales y nos envuelven con su halo celestial.

Esta obra se sirve de una serie de textos poéticos que narran pero no dramatizan los acontecimientos que describen. Conforme avanza la melodía, los coros alcanzan tonalidades cada vez más profundas y envueltas en los sonidos característicos de las sagradas iglesias. La voz pareciese salir del corazón o, más bien, del espíritu, pues el Hallelujah (Aleluya) trasciende lo terrenal e intenta alcanzar el oído del Señor.

Desconocemos sinceramente si lo logra o no. Pero a nosotros, los mortales, nos conmueve de una forma trascendental. Si prestamos atención podemos descifrar las raíces de este canto. Los agudos y graves se mezclan al mismo tiempo y generan variaciones agradables que se matizan con los sonidos de la orquesta. Durante la narración las voces son más suaves y dispersas, mientras que al llegar al coro se enfocan hacia una misma tonalidad con sus diferentes dimensiones hasta que aparece el Hallelujah (Aleluya) como clímax de la composición.

Esta pieza es una ofrenda compacta y muy utilizada como música religiosa, así que si estás buscando música para tu iglesia esta puede ser una opción muy útil. También sirve como canto personal para llevar allí a donde sea necesario, por eso, la deberías descargar gratis en nuestra página.

Ahora te toca a ti, cuéntanos qué te ha parecido esta melodía cristiana, ¿alguna vez habías escuchado su sonido? ¡Esperamos tu respuesta en los comentarios!