Cuando “Come Out and Play» comienza, hay que cerrar los ojos y dejarse envolver por la oscuridad densa que se cierne sobre nosotros desde los primeros acordes. Inmediatamente, vendrán a nuestra mente imágenes de cementerios, sombras, largos pasillos que parecen contener la respiración a la expectativa de que alguien –o algo– haga su aparición y nos haga dudar de nuestros sentidos e, incluso, de nuestra propia cordura

Las delicadas notas de piano que abren el tema nos remiten inmediatamente a una casa embrujada o a una antigua tienda de muñecos. Seguidamente, notamos que el piano no es convencional, su sonido se asemeja al de un piano de juguete o el de una caja musical instrumental antiquísima. La melodía dibuja una progresión de acordes lenta y misteriosa, que nos sumerge en un ambiente siniestro y a la vez cargado de nostalgia y belleza.

Curtis es un mago de lo atmosférico, y a través de la instrumentación logra jugar con los sentidos del oyente, llevarlo a un estado de incertidumbre digno de la literatura y el cine de suspenso. Esto se evidencia en las líneas de sintetizador, con las que Curtis emula voces humanas, un coro angelical de tono infantil que acrecienta la sensación de estar en una escena digna de un cuento de Poe. A primera oída, el sonido es ambiguo, hay que escuchar con atención para discernir si se trata de un sintetizador o de un coro infantil fantasmagórico.

Precisamente, el aspecto infantil del tema nos lleva a detenernos en uno de sus aspectos más interesantes. Además, del sonido de piano de juguete y de las “voces» infantiles que produce el sintetizador, el título del tema es una invitación a lo lúdico. Así, pasamos a ser partícipes de un juego en el que impera una sensación de otro mundo producto de los sonidos misteriosos que el compositor procura. En sus notas, el tema se muestra al mismo tiempo inocente y oscuro, como una canción de cuna de ultratumba.

Lentamente, la canción se va volviendo más oscura, más asfixiante, va haciendo latir más rápido el corazón del oyente. Con la inclusión de nuevos sonidos, como campanas que resuenan en la oscuridad de la noche, notas lentas y graves de piano que se asemejan a pasos de una criatura desconocida y una sección de cuerdas que aumenta las pulsaciones y el dramatismo exponencialmente, el tema crece en intensidad y se va volviendo cada vez más terrorífico.

Darren Curtis se proclama como un gran aficionado a las bandas sonoras del cine y los videojuegos. “Come Out and Play” es una composición que da cuenta del talento de este joven norteamericano para ambientar escenas. Por ello, se vuelve un genio para sugerir escenarios a través de los sonidos, para potenciar las imágenes a través del sonido al mejor estilo de grandes compositores del cine de terror como John Carpenter, o de los videojuegos, como Akira Yamaoka.

Se trata de una canción perfecta si lo que quieres es música de fondo para tu video de terror, o para acompañar la lectura de algún cuento tenebroso. Sea como sea, escucharla te arrastrará hacia lo desconocido.