Al leer un poema, las palabras suelen despertar en nosotros una serie de imágenes, sensaciones e incluso sonidos. James Curve logra en su tema “Love in July” transfigurar el poema “Why I Still Love July» de Melissa Brewer en un himno electrónico, trasladar los versos del papel a la materia acústica y darle una nueva dimensión a las palabras de la poeta en una interpretación personal que se vale de los elementos musicales y sonoros para ser exteriorizada. Todo esto hace de esta canción una opción interesante si buscas escuchar música gratis en mp3.

El contenido lírico versa sobre el recuerdo de la sensación del verano, sobre la sombra y la quietud de los árboles que se experimenta al estar al aire libre durante esta estación. La voz lírica se pasea por la naturaleza, se detiene en la sensación cálida del sol, en el susurro de los grillos que parecen compartir sus arrepentimientos y en las nubes que decoran el cielo.

En principio, el poema es una reconstrucción de un paisaje hermoso. Lentamente, la voz lírica se va trasladando a la ciudad, a casas y calles oscuras que contrastan de forma drástica con el ambiente utópico del paisaje inicial.

El tema de James Curve arranca con acordes de sintetizador sostenidos que generan una sensación abrumadora. Por ende, la intimidad de la voz de la poeta contrasta notablemente con la grandilocuencia del sintetizador. Incluso, contrasta más aún con el beat metálico que marca un compás irregular que le da al tema un aire de breakcore.

Curve nos ofrece una interpretación musical del poema que se aleja de los lugares comunes. Para un poema que habla sobre un escenario natural idílico, lo más inmediato sería pensar en sonidos serenos, calmos, que se acoplen con el tono contemplativo de la lírica, algo más cercano a la música ambient. Por ello, Curve rompe con las expectativas al ofrecer una contraparte musical casi industrial, de sonidos futuristas que se funden en capas sonoras abrasivas.

El productor se vale del volumen, la yuxtaposición de sonidos y la interrupción ocasional de los acordes en algunas fases del tema para generar un ambiente distópico que provoca un contraste fascinante con el contenido lírico. Curve, además, manipula la voz a través de efectos de sonido que la deshumanizan, provocando una sensación robótica en las palabras. Más que recitar un poema, la voz pareciera repetir un mensaje en un contestador automático.

Por último, lejos de ser un punto negativo, destaca la destreza de Curve para concebir una obra musical original a partir de un material cuya autoría le pertenece a otra persona. En conclusión, el productor le da a la ideal del remix una vuelta de tuerca interesante: no se trata solo de presentar musicalmente el tema, o en este caso el poema, en un género distinto o de una manera diferente, sino de darle incluso un nuevo sentido, un nuevo significado, una dimensión novedosa que lleve a la reflexión y, obviamente, al disfrute.