Sueños infantiles es una oda a la niñez, al retorno de la felicidad más genuina que hemos vivido, a los recuerdos del niño que fuimos en contraposición a quienes somos ahora. Sus suaves notas son un poema del alma que grita, ríe y añora el tiempo pasado y los momentos que han ido pero siguen en nuestro corazón. Al escucharla nuestra mente se escapa hacia un mundo muy lejanos que creíamos olvidado pero que sigue allí, envuelto entre tantas vivencias y alegrías de una época en la que ser feliz resultaba fácil, demasiado fácil.
Si algo demuestra esta pieza es que Keys of Moon es un hábil compositor. Esta balada instrumental, esta canción de cuna nos lleva directamente a la fragilidad de la infancia y pinta todo de una dramática y fascinante melancolía. Mientras más escuchamos, con mayor fuerza nos sentimos embriagados por los recuerdos del ayer. Ante nosotros aparecen esos días de dulce inocencia, de desenfado y emoción, de verdadero interés por la aventura y el deseo natural de descubrir cada rincón del mundo.
Frente a Sueños infantiles somos frágiles. Su sonido nos desarma y solo podemos caer rendidos ante el encanto de una melodía pensada para extrañar, amar y sentir muy profundamente lo que fuimos hace ya tanto tiempo. Los matices de esta pieza están perfectamente trabajados, su estructura se compone de un tempo acompasado y suave que va ligado al mensaje que intenta transmitir.
Este mensaje lo encontramos en el propio título, pues nos marca la dirección de aquello que vamos a sentir. A través de su sonido de anhelos olvidados, nos reencontramos con los sueños del niño que, en nuestra imaginación, sonríe con la carita pintada del ayer y las ganas insaciables de crecer. Revivimos las esperanzas de aquella edad, los deseos tempranos e incluso las aventuras y el amor que se han ido olvidando casi sin advertirlo.
De esta forma, si cedemos a los encantos de este instrumental, aceptaremos que esta melodía relata el avance del tiempo, la inocencia del pasado, la fragilidad del tiempo vivido, en suma, el mundo que hemos dejado atrás pero de alguna inexplicable y mágica forma sigue siendo parte de nuestra realidad. Sueños infantiles arranca de nuestro pensamiento los recuerdos más puros y nos hace sentir lo que significa ser niños, ser bebés. A través de su exquisito sonido nos reflejamos ante un espejo precioso que dibuja el pasado y el presente. No tenemos necesidad de escapar de esa imagen, genuinamente nos conmueve el corazón y nos hace revivir uno por uno cada momento de nuestra infancia con una sonrisa de satisfacción.
¿Fue esta la intención que motivó a Keys of Moon a componer esta obra? La verdad no lo sabemos, pero algo sí es muy seguro: las raíces de esta melodía nos conducen directamente a esos días de verano en los que soñar significaba desear explorar un mundo diferente. Esos sueños infantiles nos llevaban a colorear nuestra realidad con los tonos más hermosos y a construir aventuras dignas de una novela. Precisamente por esto, cuando escuchamos esas dulces notas del piano, que se muestran, a veces risueñas, otras temerosas y dudosas, pero, en definitiva, dispuestas a explorar, nos convencemos de que este instrumental tiene algo más profundo y que no solo intenta hacernos dormir, sino, más bien, revivir aquellos días de genuina felicidad.
Al sumar todos los elementos de esta pieza, empezando por esos suaves sonidos de cuna y la integración de piano, flautas y violín, encontramos que Sueños infantiles nos anuncia sus intenciones desde el primer minuto. No hay barreras para su sonido, no hay escape para su atmósfera. Con tan solo escuchar una vez este instrumental, inmediatamente conectamos con su esencia. Así, casi sin desearlo, pero felices de que haya sucedido, navegamos por su universo y nos sentimos plenos, felices y rebosantes de una misteriosa y fantástica energía. Avanzamos por los senderos del recuerdo y de un momento a otro nos perdemos en el infinito mundo de los sueños.
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